domingo, 29 de noviembre de 2009

GRAFOLOGIA:

LA ESCRITURA Y EL CONOCIMIENTO QUE NOS GENERA
“El estudio de los rasgos de la escritura tiene un significado que le es propio a cada individuo, marca su exclusividad y su individualidad.”




Los rasgos que se estudian a través de la escritura, son movimientos
que tienen un particular significado y están relacionados con nuestra
verdadera personalidad, con nuestras conductas conscientes e inconscientes, y con aquellos fantasmas externos, que son nuestras sombras internas.
En la escritura queda grabada nuestra individualidad, marcando el termómetro afectivo, la necesidad con respecto al otro, qué nos impulsa a una acción, qué nos detiene concretarla, que camino elegimos para desarrollarnos, cómo nos oprime el ambiente, etc
.


LA FIRMA (nuestro distintivo)


Marca registros de nuestra memoria de aquellos años precoces de la infancia, que a veces nos ocasionan dificultades para querernos y en consecuencia no poder interactuar gozosamente con nosotros mismos y con los demás, revelándonos consciente o inconscientemente ante tal conducta mediante mecanismos de defensa, propios de estas circunstancias por como fueron vivenciadas.
Esta ciencia, LA GRAFOLOGÍA, logra a través de un estudio concienzudo de los rasgos escriturales puestos en manos de un erudito en la materia, ayudar a descubrir quienes somos, que potencialidades desconocemos, porque nos autoagredimos, bajo que actitud solapada vivimos quitando la espontaneidad que nos es propia, etc.
Al llegar a obtener el conocimiento de quienes somos, podremos dominar nuestras emociones al hacerlas conscientes.
Ahora sí, hemos cobrado nuestro abandonado protagonismo al ser la estrella del escenario de nuestra vida.
Nos hemos permitido el desafió de despertar a nuestro reencuentro. Tomar un café con nosotros mismos es hacer las paces con aquello que nos quitó lo maravilloso que es sentir la vibración del alma y los latidos de nuestro corazón.


Somos nuestra obra de ARTE con EL ESPACIO DE LIBERTAD PLENA

necesidad digna del ser humano por excelencia